El partido más esperado de los últimos años había llegado, los nervios se sentían imponentes en el ambiente, camino al Maracaná. Este choque decisivo nos mandaría de regreso a casa, o nos permitiría ser parte de los 16 mejores del planeta.
Todo Ecuador tenía el sueño de repetir la gesta del 2006 y ser el sexto país de Sudamérica clasificado para octavos.
Sin embargo, no pudo con el rigor de Francia. El planteamiento de Reinaldo Rueda y la baja que supone jugar casi toda la segunda parte con uno menos (Antonio Valencia).
En el estadio los gritos de aliento se mezclaban con los de frustración al ver a nuestros once sin un vuelco desesperado, buscando la gloria, o a los franceses la sentencia en contra.
Una entrada sorprendente de Paredes, de Noboa y el cabezazo de Enner fueron las ocasiones de Ecuador para soñar.
De regreso a Porto Alegre, el descontento, la desilusión se dibujaba en cada rostro. No existió la satisfacción obtenida por el logro, solo el sueño roto de lo que pudo ser y no fue.
Adiós Brasil 2014, bienvenida Rusia 2018.
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