Las mujeres dominan el comercio en los mercados populares de Quito, sitios en los que se vende una variedad de productos, especialmente comestibles.
En el mercado Santa Clara, centro norte de Quito, las mujeres son todo. Desde Rosa Salazar cuyos 101 años de edad no le impiden seguir vendiendo cosas.
Hasta Mirian Ati, quien hace 30 años dejó la docencia para reemplazar a su madre en la preparación de mariscos. Ella es madre soltera con 2 hijos pero afirma que con lo que gana los educa y lo hace con dignidad.
A sus 72 años de vida, Rosa Cruz es otra mujer que madruga a trabajar desde niña en la sección hierbas, donde parece haber remedio para todo. Matico, alfalfa y hierba luisa son las mas requeridas. También el taraxaco y el paico son requeridas para mejorar la memoria.
El secreto de cada planta lo aprendió de su madre que durante 50 años hizo esto.
Similares historias son las de sus vecinas de negocio, muchas abuelas que hoy evocan a sus hijos y nietos, dedicados a diversas profesiones.
Maria Puma tiene 73 años y se precia que por 60 años ha mantenido a su familia con la venta y preparación diaria de mote y sus acompañados: fritada, chicharrones, tostado y el incomparable ají. Su hija Mónica Cando es contadora pero un día decidió tomar la posta y se quedó con su madre.
Entre los 242 vendedores de este mercado, no más de 20 son hombres. uno de ellos es Luis Peñafiel. Él abandono el transportismo para sustituir a su madre, quien por décadas hizo comidas.
En la sección frutas y legumbres las manos femeninas tampoco paran en busca del sustento diario para sus familias.
Los olores aquí son de cebollas y carnes que a decir de la presidenta del mercado, Isabel Morales, son pasajeros y no avergüenzan.
En los 52 mercados de Quito la historia es así. Mujeres de carne y hueso empeñadas en sacarle jugo a la vida con esfuerzo y dignidad.
Califica esta noticia:
Cargando Video...